Las mujeres de todo el mundo se han visto profundamente afectadas por el COVID-19, se agravaron las grandes y pequeñas desigualdades, tanto en el trabajo como en el hogar. 

La crisis de la pandemia llevó a que millones de mujeres, especialmente a las madres con niños pequeños, consideraran dejar su trabajo o  dar un paso atrás en sus carreras. Esta disparidad resultó ser particularmente marcada con los padres de niños menores de diez años: la tasa de mujeres de este grupo que estaban considerando irse era diez puntos porcentuales más alta que la de los hombres. Las investigaciones anteriores al COVID-19 realizadas por Mckinsey nunca había demostrado que las mujeres optaran por salir de la fuerza laboral en tasas más altas que los hombres, pero la pandemia supuso un gran revés. 

Si bien todas las mujeres se han visto afectadas, los tres grupos que experimentaron los mayores desafíos fueron las madres trabajadoras, las mujeres en puestos de alta dirección y las mujeres en trabajos informales y de cuidado. Durante la pandemia se incrementaron tanto el trabajo doméstico como las tareas de cuidados (niños y adultos): “Había semanas que sentía que estaba al borde del burned out, Antes de la pandemia mis padres me ayudaban con el cuidado de mis hijos, pero ahora todo recae sobre mi. Por lo menos dos o tres días por semana me siento sobrepasada”.